Deibi López tiene en Solidaridad su lugar en el mundo

Deibi López, coordinadora de proyectos de Café, encontró en Solidaridad la realización de un sueño y una aventura conectada con el campo.
Deibi López

La vida para Deibi López es un juego de ajedrez y un poema también. Mover las fichas en una estrategia y dar forma a las imágenes con palabras. Sentir el silencio del campo. Y, sin embargo, era apenas una niña cuando la amenaza de la violencia la hizo salir de Argelia, en el Valle del Cauca, y llegar a una ciudad como Pereira. Fue el comienzo de buscar un lugar que pudiera ser el suyo; uno donde despertar con los cantos de los pájaros.

“Eso nos llevó a estar en Sevilla, en otra zona del Valle, a andar mucho, vivir en cuarteles de trabajadores, que no fue algo agradable”, recuerda Deibi, hoy coordinadora de proyectos del Programa de Café de Solidaridad. “Y terminamos viviendo en Manizales. Ahí empecé a estudiar segundo de primaria. Ahí crecí, estudié la universidad… luego terminé otra vez en el Valle, trabajando. Otra vez en Manizales, estudiando la maestría… y hace unos tres años me vine a vivir a Belén de Umbría, en Risaralda”.

Deibi tiene a su cargo la coordinación de la Escuela de Jóvenes Emprendedores. Un proyecto del programa de Café, para caficultores entre 17 y 30 años, orientado hacia el emprendimiento. Además, coordina el proyecto Amazonía Connect en lo que tiene que ver con la caficultura, en Caquetá.

Deibi López, una hija de caficultores sin tierra

“Yo soy hija de caficultores sin tierra. Mi mamá se ha pasado la vida alimentando trabajadores y mi papá como agregado, que trabaja en las fincas con un patrón. Mi papá es un campesino que cree que lo mejor que les puede dejar a sus hijos es el estudio, porque el tener se acaba, pero el saber, jamás”. Deibi estudió en un colegio agropecuario rural, con énfasis en temas de café. Como su papá no tenía tierra, le pidió a su patrón que le permitiera sembrar sus primeros cien árboles de café para su proyecto escolar. Así, desde muy pequeña, empezó a soñar con ser ingeniera agrónoma.

Como el café, andar también está en la vida de Deibi Yuliana López desde niña, aunque ahora disfruta la aventura que le trae cada viaje. Los proyectos que coordina están en Cauca, Huila, Caldas, Risaralda y Caquetá. Cada regreso a casa es un reencuentro con su perra Poli, con sus dos gatos, con las gallinas… “El fin de semana, que llegué a casa, encontré la familia ampliada, porque había cinco pollitos nuevos andando con su mamá gallina. Mi vida es esa”, anota.

“Yo soy hija de caficultores sin tierra. Mi mamá se ha pasado la vida alimentando trabajadores y mi papá como agregado, que trabaja en las fincas con un patrón. Mi papá es un campesino que cree que lo mejor que les puede dejar a sus hijos es el estudio, porque el tener se acaba, pero el saber, jamás”.

Deibi Yuliana López, coordinadora de proyectos del Programa de Café

El sueño de hacer parte de Solidaridad

Estar en Solidaridad es para ella la realización de un sueño. Trabajaba en otra organización y, en territorio, le atraían las banderas de Colombia en las camisetas de técnicos que hoy son sus compañeros. Renunció a ese trabajo para hacer su maestría en Producción Agropecuaria. Luego se fue a un voluntariado a Centroamérica y en el vuelo de regreso, a 10.000 pies de altura, recibió la llamada del gerente del programa de Café, Carlos Isaza, con la que empezó toda una carrera de impacto. “Una de las cosas que me enorgullece es que empecé en Solidaridad siendo técnico de campo. Y en estos años se me ha dado la oportunidad de ir ascendiendo. También ha significado un ejercicio de crecimiento a nivel personal”.

En sus ratos de escritora, Deibi compone poemas y reflexiones. El escrito que es su propia vida, con sus aventuras y logros, continua hacia los sueños. Las frases por venir están orientadas a los desafíos del proyecto Amazonía Connect, la apuesta de Solidaridad por el café en una zona que no tiene esa tradición. “Ahí, me sueño haciendo el mejor trabajo, con un equipo que también vibre con lo que hacemos”, revela. También sueña con una casa, la suya, con oficina y biblioteca en el segundo piso, rodeada de pájaros cantando, que le recuerden, después de viajes de aprendizaje por todo el mundo, que ha vuelto a su lugar en el mundo.

Mayor información a la prensa

Nancy Amado
Gerente de Comunicaciones
Solidaridad Network
nancy.amado@solidaridadnetwork.org

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